El no asiste a la escuela, pero su sed de ser amado y de aprender es muy grande. Hace pocos días hemos comenzado a aprender el abecedario. Mientras preparaba las cosas para incentivarlo me preguntaba quién era más feliz, si él que podía calmar un poco su sed o yo que podía generar uno de mis primeros vínculos.
Extracto de la primera carta de Ludmila, en misión en el Punto Corazón del Salvador