María es una amiga que conocimos hace más o menos un año atrás. Ella se fue a los 16 años de Chile a Estados Unidos para trabajar. Trabajó más de 40 años haciendo el aseo y cocinando en casas de familia. Hace unos años atrás regresó a su país . Ahora vive en un cuartito en la casa de su hermana y no tiene muchos amigos. Su única compañía son sus gatos, a quienes da todo el cariño que tiene. Las primeras veces que la visitamos no paraba de contarnos todas las cosas amargas que le habían pasado en su vida.
En febrero pasado, marcada por la misa de despedida de uno de los voluntarios, pidió el bautismo. Dijo que cuando el Señor la llamara quería ir preparada con todo lo que el Señor pedía. Así fue como en la amargura de su vida entró un poco de luz, una pequeña perspectiva bella en su tristeza. Cada visita nos hablaba de eso.
El 8 de octubre cumplió su deseo: María recibió el bautismo, el mismo día que cumplió 70 años y nos pidió a nosotros ser sus padrinos. La misa fue muy bella, sobre todo, porque el sacerdote insistió mucho en que María ahora formaba parte de una nueva familia, la familia de los feligreses. Puesto que ella sufre mucho de la soledad es muy bello que sea acogida de esta manera. Hace unos meses atrás había empezado decirnos a nosotros, que éramos su familia.
En Noviembre María va a recibir también la primera comunión y la confirmación.
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