Tatiana, una mujer joven que conocimos hace unos seis meses, se nos fue. Después de quince años con una insuficiencia renal, se contagió una bacteria en el hospital. En ese momento aún no podíamos ir a visitarla por lo que nos enviábamos mensajes de voz; su último mensaje decía: “Estoy en paz porque mi vida ya la puse en manos de Dios”.
Nuestra amiga alcanzó la Pascua eterna un poco antes que nosotros, pidamos a Dios el don de prepararnos así, en la confianza de niños amados como Tatiana, para poder vivir nosotros también, este año, la celebración de la Resurrección de Jesús.
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