Es muy importante la Capilla para cada misionero porque, por ejemplo, en un mes no llegamos a visitar a todos nuestros amigos de la colonia, pero, cuando entramos a rezar allí, los podemos “meter” a todos ellos cada día, y no para “meterlos” en cualquier lado, sino en el mismo Corazón de Jesús ahí presente, y pedirle que Él sane, escuche, mire y recuerde sus necesidades y también las nuestras.
Antes de venir acá ¡cuánta tensión me provocaba la idea de “una hora de adoración por día”! y desde el primer día que llegué, esa hora de adoración se convirtió en el motor que me mueve para seguir adelante.
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