En estos 3 meses que estoy acá me di cuenta de que Puntos Corazón es este oasis de Misericordia, en medio de un desierto sin Dios, en medio de una Colonia que sufre constantemente; que arrastra tantas heridas pasadas, presentes y hasta se puede intuir las futuras. Pero en el medio de todo eso, está ese pequeño lugar, esa casa, a la que llegan unos locos de diferentes partes del mundo por un tiempo determinado, que tratan de transmitir y ser testimonios de la Misericordia, que, con su forma de vida, quieren penetrar los corazones de las personas, quieren cambiar y transformar, quieren dar un poco de alivio a tanto dolor, un poco de amor, un poco de Dios.
Puedo sentir la necesidad de Misericordia en los ojos de Niña Valeria que siempre están como cansados, llorosos, y que necesita de nuestros abrazos y que le demostramos que, para nosotras, ella es importante: basta un simple "¿Cómo está? ¿cómo estuvo la venta hoy?".
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