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Foto del escritorPuntos Corazón

Un pequeño Cristo roto y herido

De Iriana, de misión en Brasil



De entre sus hermanos es el que más ha sufrido el desamor y la violencia. Cuando volvió a vivir a la Fazenda con nosotros casi había dejado de hablar; podía perfectamente, pero pasó días enteros callado, manifestándose sólo afirmando o negando con la cabeza. Hasta hace poco, tenía reacciones muy violentas y desproporcionadas ante la mínima corrección o límite, pegándonos, gritándonos, llorando con mucha angustia y diciendo cosas horribles e inimaginables para un nene de 6 años: “soy una desgracia ”, “esto es un infierno”, “me quiero matar”…. Ninguno de sus hermanos manifiesta haber sido tan lastimado como él, aunque claro el dolor de cada uno es inconmensurable…

En el marco de sus abrazos, mi herida tomó otra dimensión, poniéndome nuevamente frente a esa cruz de la que cuelga un niño, frente a ese nene crucificado y aun así, capaz de amar. 

Este niño, un pequeño Cristo roto y herido en lo más profundo de su ser, me confirma que yo también puedo amar a pesar de mis heridas… o mejor aún, desde mis heridas, que son la oportunidad de encontrarme con el dolor de los demás. Este niño, mi pequeño Cristo flagelado, me salva y me devuelve toda confianza.


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